Latinoamérica ha exportado dos grandes productos culturales: el realismo mágico y las telenovelas (que si queremos hilar fino son primos hermanos). Si nos detenemos en este último “género”, no hay país en el mundo donde no se haya mostrado alguna teleserie proveniente de este lado del mundo. Dicen que los rusos, esos tipos duros que han sobrevivido a los 30 grados bajo cero, no se pierden ninguna teleserie. Los coreanos, de alguna manera hicieron su propia adaptación, con sus famosos Doramas.
En algunos casos, las teleseries o telenovelas han tocado el techo como Avenida Brasil (escrita por João Emanuel Carneiro) o la argentina Resistiré ( de Gustavo Belatti, Mario Segade). Sin ir más lejos Yo soy Betty, la fea (Fernando Gaitán) es la telenovela con más adaptaciones de todos los tiempos. Es un género que nunca muere y que cada cierto tiempo se reinventa. Una de las características de este formato es la mezcla de géneros. En una telenovela se permite todo: puedes cambiar a los protagonistas en mitad de la trama, poner vampiros vegetarianos o viajes en el tiempo sin necesidad de justificación alguna.
Si ya Parasite (Bong Joon-ho) nos parecía un híbrido (como olvidar ese final tan propio del melodrama de estos lares), las telenovelas lo son esencia. En una teleserie cabe de todo, pero tienes que amarlas para entender su potencial. Amarlas tanto como Borges amaba los policiales o como Tarantino las películas de karete. Y digo esto porque muchas de las grandes obras del siglo XX y XXI han nacido del amor a los subgéneros, siempre tan despreciados.
Dentro de estas mutaciones híbridas, mezcla de géneros ha nacido hace muy poco un nuevo formato llamado Web novelas o Foro Novelas, es decir, historias cortas hechas por fanáticos, muy en la onda fan fiction, creadas con la intención de ser difundidas en la web o en foros (de ahí que algunos le llaman Foronovelas). Una de las primeras fue Amistad Perdida (2000), escrita por el iquiqueño Patricio Sesnich, hoy, paradójicamente, perdida. Una buena webnovela contiene los mismos elementos que una telenovela: un amor imposible, grandes enemigos que encarnan el mal, mezcla de géneros y formatos; son el nuevo pulp, lo bastardo, lo impuro, el homenaje, el pastiche, todo cabe. No están hechas para puristas ni para académicos pasados a Deleuze.
Hecha esta larga introducción, si Avenida Brasil es el cenit de las telenovelas, el opus magnum; Maestra Veneno, escrita y dirigida por el uruguayo Eduardo Maquieira, lo es para las webnovelas. Ganadora del Premio al Incentivo a la Producción Internacional en el Rio Web Fest 2019; hecha a pulso, con alma y corazón. Se nota el amor de Maquieira al género. Tiene oficio y lo entiende. Su primera producción titulada María Fracasada fue estrenada en Uruguay como la primera webnovela uruguaya. Con 6 capítulos entre 8 y 22 minutos de duración, Maestra Veneno se constituye en su segunda producción filmada en el departamento de Río Negro, una región localizada en el lado occidental del país con frontera a la Argentina.
«Los voy a destruir con la mejor arma: la educación»
¿De qué va?. Una maestra llamada Guidaí (Andrea Velásquez), que acaba de quedar desempleada y el único cupo disponible para trabajar es un lugar muy apartado, en una escuela unidocente en el interior del Uruguay. Apenas llega, se da cuenta que la escuela en verdad es una especie de casucha a medio caer. En su primer día de clases ella, junto a sus alumnos, es roseada por una avioneta con pesticidas. Este hecho será fundamental ya que al poco tiempo nos damos cuenta que hay una gran empresa que fumiga a diestra y siniestra, generando enfermedad en la población. Nadie hace nada, ya que la última profesora que intentó hacer algo terminó muy mal. Pero lo que no saben es que Guidaí tiene un gran poder, como si Carrie, si, la misma Carrie de Stephen King (otro gran amante de lo impuro y lo bastardo) de pronto, se hubiese convertido en una chica que decide usar sus poderes contra el mal. Sí, la Maestra Veneno tiene poderes a lo Eleven. Ella es una chica que puede andar sola de noche, que si la amenazas responde, que nunca se quedará callada.
En ese contexto, la maestra se va enterando de las condiciones en las que viven sus alumnos: violencia doméstica, pobreza, enfermedad. Por ejemplo, en un capítulo, una de las alumnas llega con un moretón, ésta le miente, le dice que se cayó. La Maestra Veneno, no contenta con su respuesta, decide visitar a la madre, quien está embarazada y oculta un ojo en tinta. El culpable: su esposo. Guidaí visita al padre, un hombre rudo, para que le dé explicaciones. Al día siguiente, el hombre aparece en muy mal estado, sus testículos han sido cercenados. Desde ese momento, nos enteramos del gran poder que oculta esta maestra y claro, su venganza, a lo Kill Bill, será enfrentar el mal, cortando testículos a diestra y siniestra.
Está la promesa del amor, la lucha entre poderosos y pobres, el melodrama. Creo que hace tiempo una serie o webserie no me dejaba con un nudo en la garganta con una escena tipo Miyasaki donde una de las alumnas va a la parada de buses a esperar a que su madre regrese del hospital. No se las contaré, pero es melodrama que vale oro.
Maestra Veneno, dentro de su género y sobre a personas como yo, que nos gustan las propuestas innovadoras, es el cenit de las web novelas. Nos habla de una realidad latinoamericana, pero al mismo tiempo entretiene, nos mantiene en suspenso, nos hace creer que es posible cambiar el mundo, que una profesora comprometida puede transformar las vida de sus alumnes; sin embargo, tal como escribe uno de ellos en un pequeño papel: “los sueños no se cumplen”.
El final de esta webserie latinoamericana es desgarrador, dulce, sutil y poético, como toda buena telenovela, que sin querer serlo, termina siendo como la vida misma.
Maestra Veneno quedó seleccionada para la sección Amets del Seriesland (España), BOG WF (Colombia), Die Seriale (Alemania), Seoul Web Fest (Corea del Sur), Asia Web Awards (Corea del Sur) y Rio Web Fest (Brasil), obteniendo reconocimientos a la producción en estos dos últimos certámenes. Eduardo Maquieira completó estudios de Comunicación en Montevideo y posteriormente regresó a Río Negro para establecer su profesión como realizador audiovisual desde la trinchera regional para la audiencia global.
Por
Vladimir Rivera
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Vladimir Rivera Órdenes: escritor y guionista. Autor de "Yo soy un pájaro ahora" (finalista Premios municipales 2019) y "Qué sabe Peter Holder de Amor" (mejor libro de cuentos año 2013). Su primera serie GEN MISHIMA le valió la nominación como guionista al Premio Altazor en el año 2009, siendo considerada a 10 años de su estreno como una obra de culto dentro de la ciencia ficción nacional.
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